Museo

EDUARDO MURTAGH: Un Verdadero Héroe Civil

El Museo del Colegio de Médicos Veterinarios de nuestra Provincia se llama Murtagh en homenaje a un valiente profesional de la veterinaria.

Qué marcó su reconocimiento. Fue asesinado en nuestra Provincia el 2 de noviembre de 1937, cuando trabajaba como inspector veterinario. Ángel Bassi lo mató porque Murtagh se negó a realizarle un certificado sanitario ya que su tropa padecía aftosa, lo cual era impedimento para trasladarla a Chile.

A continuación, narramos el relato oral que se viene sucediendo desde aquel noviembre funesto: el propietario de los animales había intentado sobornarlo en dos ocasiones hasta que en la tercera, concurrió a su casa directamente en calle Espejo, de nuestra ciudad capital. En ese momento Murtagh se hallaba en la casa de sus suegros escribiendo una carta a su padre, en la que dejó como última anotación que precisamente en ese instante llegaba otra vez el hacendado a insistir con su pedido.

Eduardo Murtagh no quiso hacerlo pasar a su casa, prefirió subir al coche de Bassi. una vez allí fue amenazado con un revólver, por lo cual Murtagh abrió la puerta del coche y se arrojó a la acequia. El hacendado le tiró dos balazos, uno de los cuales le perforó el pulmón, y a pocos días falleció.

Por haber sido uno de los más claros ejemplos de honestidad y sentido del deber profesional de la veterinaria argentina, el sepelio asistió personalmente el Ministro de Agricultura de la Nación de auel entonces, Dr. Miguel Ángel Cárcano; y numeroso personal de la Dirección de Ganadería.

Su asesino, quien ya contaba con dos muertes en su haber, fue enjuiciado y encarcelado durante un año y medio.

Y el realto continúa: como para no olvidarse de la tragedia, la esposa del veterinario, la señora Chiquita de Anzorena, quien era maestra de la Escuela Lainez, tuvo entre sus alumnas a dos hijas de Bassi, pero inmediatamente pidió el traslado para evitar la ingrata situación.

Por estos motivos, hace 10 años que los médicos veterinarios de nuestra Provincia decidieron no dejar anónima esta historia, nombrando a su museo «Eduardo Washington Murtagh».

Recorrido por sus 4 salas

Comenzamos el recorrido por la Sala de Ciencias Naturales. Allí encontramos una colección de fotos de naturaleza y fauna (donada por el fotógrafo Luis Arias), afiches explicativos, plumajes, garras, reptiles en formol, restos óseos de vertebrados como cabras, guanacos; pájaros y nidos de corbatita, colibrí y hornero; y ejemplares disecados de un rey del bosque, pájaro carpintero, y chimango.

Luego, pasamos por la Sala Central, donde se expone una colección de cráneos (aportados por el Dr. Manuel Godoy), donde la vedette es una cráneo/tabique y mandíbulas de ballena; al costado, de menor a mayor están ubicados los cráneos de roedores, pájaros, felinos desde un gato doméstico, pasando por pumas, jaguares y leones; caninos, monos, un búfalo y un hipopótamo entre otros.

Otra sección de rarezas está compuesta por fetos con deformidades, como un pollito con cuatro patas o un gato recién nacido con dos caderas y sus respectivas patas; además de gusanos, parásitos, y hasta una cabeza de muñeca que fue encontrada en un rúmen bovino (esfera de pelos clacificada).

También suma el instrumental utilizado por los antiguos profesionales de la veterinaria, el cual muestra el proceso de cambio que ha vivenciado la tecnología pertinente, como es el ejemplo de un desfribiliador (para electroshock), jeringas de vidrio y metal para lavajes y enemas, tenazas para extraer muelas, y bozales de metal.

Al final del Museo existe una sala donde se explicita el comercio ilegal de animales. Allí, varios de los ejemplares fueron donados por la Fundación Cullunche, como pieles de: zorro, coipo, puma; vizcachas de diferentes colores, monos, lagartos, guanaco y una muda de boa lampalagua. Impacta ver transportines (jaulas para capturar y trasladar catas), casi no tienen agujeros para que las aves respiren, por eso suelen terminar asfixiadas.

También se ven fotos que muestran la venta ilegal de aves o de animales, como es el caso de monos bebés arrancados de las madres, las cuales son asesinadas ya que la cría no se separa de ella hasta el año y medio de vida. Además son tan pequeños que suelen morir de neumonías, diarreas o intoxicaciones al comer alimentos inadecuados provistos por propietarios inexpertos.

En la pared norte de esta sala se muestran ejemplares disecados de águila mora, un gavilán mixto, y murciélagos con la leyenda: «los feos tenemos bellezas ocultas».

Por últimos, encontramos una biblioteca y hemeroteca, con ediciones de reciente publicación para consulta de profesionales, y otra parte histórica, donada por los hijos del Dr. Pedro Ferraresi. Este es el caso de una colección desde 1800.

(Texto publicado en la revista de la Caja de Previsión d elos Profesionales de la Salud, de Noviembre de 2005)